miércoles, 23 de noviembre de 2016

La silenciosa emboscada de los medios

            En el presente ensayo vamos a realizar una comparación en lo que fue nazismo en su tiempo y lo que está sucediendo con los ataques constantes que sufren en Siria actualmente, vamos a darle importancia al rol de los medios de comunicación y la influencia y poder que estos tuvieron y tienen sobre nosotros, los receptores.
            Hace unas semanas me encontraba en plena clase de Reflexión, hablando sobre el libro que acaba de leer e iba a incluir en mi ensayo El Diario de Ana Frank, en ese momento mi profesora nos comunicó que teníamos que realizar una comparación o establecer una relación con nuestro tema elegido y alguna situación actual. Yo pensé por unos segundos en mi tema y dije en voz alta “no sé con qué puedo relacionarlo, esas cosas no pasan ahora”, ante eso un amigo me propuso relacionarlo con los refugiados de Siria, al principio tuve un rechazo, más que nada instintivo, una parte de mí no quería aceptar que había una similitud en la actualidad a lo que fue el nazismo hace ya varias décadas, pero después de reflexionarlo y aceptar que podía pasar, decidí finalmente escribir este ensayo.
            La historia detrás del relato que Ana escribió en su diario, esconde miles de relatos más, la cantidad de personas que fueron perseguidas durante el mandato de Hitler fue espantosamente alta; gente que tuvo que abandonar sus casas, que perdió a sus familias, que perdió sus vidas.
            En enero de 1933, la demografía total de Alemania incluía unos 523.000 judíos, la respuesta inicial a la toma del poder nazi fue una importante ola de emigración (37.000 a 38.000 habitantes) y como ya dijimos, solo fue el inicio. Unos 36.000 judíos se fueron de Alemania y Austria en 1938, y 77.000, en 1939. La repentina oleada de emigrantes provocó una importante crisis de refugiados. En septiembre de 1939, aproximadamente 282.000 judíos se habían ido de Alemania y 117.000 de Austria. Cuando se prohibió oficialmente que los judíos emigraran, los que quedaban en Alemania ya eran apenas 163.000, que en su mayoría fueron asesinados en campos de concentración.
            Ahora que la guerra en Siria está a punto de entrar en su sexto año, 4,8 millones de personas se han convertido en refugiadas, han abandonado sus casas y han buscado un refugio seguro en países vecinos como Líbano, Jordania, Irak, Turquía y Egipto, donde soportan unas duras condiciones de vida que se siguen deteriorando, y sin que se vislumbre una solución a corto plazo para este conflicto. Según la ONU, alrededor de 250.000 personas han muerto y 13,5 millones necesitan asistencia humanitaria urgente dentro de Siria, además que  más del 50 % de la población está en situación de desplazamiento, y la capacidad de acogida de los países vecinos está desbordada,  y esto desencadena una crisis de refugiados.
            Es difícil la situación de los refugiados en ambos casos; perseguidos en su país y rechazados en el extranjero, pero poniéndonos del otro lado de la situación; ¿Cómo es que miles de personas estuvieron de acuerdo con las políticas de Hitler? ¿Cómo es que muchas personas, sobre todo estadounidenses, siguen justificando los constantes ataques a Siria?
            Los medios masivos de comunicación no son medios que se dedican solo a informar lo que sucede, ellos eligen qué, cómo, cuándo y cuántas veces decirnos cada noticia; muchos intereses juegan detrás de esto y sería iluso pensar que es una elección inocente. Acá entra la teoría de la aguja hipodérmica; lo de la “aguja” de refiere a una “inyección” que nos colocan “debajo de la piel” (hipodérmica) y esto es una metáfora para mostrar un modelo de lo que sucede con la publicidad o propaganda y en general con cualquier mensaje. Para esta teoría el receptor es pasivo; no puede hacer mucho una vez que el contenido de la “inyección” (el mensaje) se le es inyectado por debajo de su piel, y quien lleva toda la actividad y tiene el control de la situación, es el emisor (los medios que emiten ese mensaje). Además de que a medida de que las dosis sean mayores o se repitan más veces; el mensaje tendrá más efecto en los receptores.
            La teoría de la aguja hipodérmica se basa en la idea de estímulo-respuesta. Es decir: a tal estímulo del exterior, el ser humano responde siempre de la misma manera. De esta forma se pensó que podía registrarse y cuantificarse la conducta manifiesta de los seres humanos, ya que siempre responderán según lo esperado. Sin  embargo cuando hablamos de receptores, no hablamos específicamente de cada persona sino de públicos, y  mejor dicho las masas La masa es la gente que está agrupada entre sí sin convicciones profundas y que tiende a comportarse de manera similar.
Pero ¿qué tiene todo esto que ver con las situaciones planteadas anteriormente?
            Empecemos diciendo que la teoría de la aguja hipodérmica, nació al observarse los efectos y consecuencias de la publicidad durante los años 20’ y 30’, pero comenzó a desarrollarse la teoría durante el final de la Primera y el principio de la Segunda Guerra Mundial, donde el régimen Nazi, utilizó la publicidad para manipular a  las masas
            Tras la toma del poder por los nazis en 1933, Hitler estableció un ministerio de ilustración pública y propaganda encabezado por Joseph Goebbels. La meta del ministerio era asegurar que el mensaje nazi fuera comunicado con éxito a través del arte, la música, el teatro, las películas, los libros, la radio, los materiales educativos, y la prensa. Había varios públicos para la propaganda nazi. A los alemanes se les recordaba la lucha contra los enemigos extranjeros y la subversión judía. La propaganda también fomentaba la pasividad y la aceptación de las medidas propuestas contra los judíos, porque éstas aparecían representando al gobierno nazi como interviniendo y "restaurando el orden".
            “Miente, miente que algo quedará”.  La frase suele atribuírsele a Goebels y Hitler dice en Mi lucha: “La capacidad receptiva de la gran masa es limitada y no menos pequeña su facultad de comprensión, en cambio es enorme su facultad de memoria...” Ambos se refieren a que la constancia de un mensaje (sus “dosis”) tiene un gran efecto en los receptores, quienes terminan aceptando y naturalizando al mismo.
            Cuando queremos analizar el caso de Siria se vuelve más complicado debido a su actualidad, sin embargo nos apoyaremos en varios hechos y testimonios. Fueron comprobados ya, múltiples ataques a Siria por parte de Estados Unidos y Reino Unido; que particularmente realizó en una ocasión, una votación para decidir si se atacaba o no a Siria, en la cual desafortunadamente ganó el sí al ataque. Sin embargo las publicidades o propagandas muestran otra cosa; USA se plantea a sí mismo como colaborador con Siria y dice que los están salvando de los terroristas pero este fundamento es bastante sospechoso teniendo en cuenta que muchos ataques realizados afectaron a niños/as.
            Yendo a un caso particular, la empresa británica Bell Pottinger recibió 540 millones de dólares por crear noticias críticas sobre la organización terrorista e incluso videos falsos con contenido extremista. Uno de sus antiguos empleados, Martin Wells, explicó cómo se dio cuenta de que realmente no estaba elaborando noticias. "Me dijeron al principio que trabajaría en noticias. Eran noticias, pero no como yo esperaba. Pensaba (…) que solo proporcionaría material para ellos. Pero no fue así". Y el testimonio continúa "Cuando llegué me presentaron a personas de la inteligencia estadounidense con las que estaba trabajando y en aquel momento no tenía ni idea de lo que estaba haciendo.(…) Luego, más tarde, a medida que trabajaba comprendí lo que estaba haciendo en realidad: resultó que era, en esencia, una forma de propaganda", afirmó Bell. Esto muestra la manipulación de los medios  para dar la “inyección” e instalar el mensaje que los beneficia a ellos.
            “La primera víctima de esta guerra es la verdad. (…) Mantener la imparcialidad se ha convertido en una tarea difícil en esta profesión” afirmó el periodista Harout Ekmanian.
            En conclusión en la época del nazismo en Alemania los medios masivos de comunicación decían salvar al país de los que no eran raza aria o tenían otra creencia religiosa, en especial judíos, ya que ellos lo perjudicaban y con la actual situación en Sira, los medios de comunicación en Estados Unidos dicen salvar a Siria del terrorismo, y ambos tuvieron o tienen apoyo de las masas. Las preguntas son ¿hay una diferencia entre ambos? ¿Qué tan seguros estamos de que los medios jamás nos manipularon para que apoyemos una causa distorsionada? ¿Qué tan educados estamos como receptores? Y finalmente, ¿podemos decir firmemente que la sociedad ha mejorado y que jamás volveremos a apoyar atrocidades como estas?

jueves, 3 de noviembre de 2016

Reseña

El diario de Ana Frank, editorial Debolsillo

El diario de Ana Frank cuenta lo que una niña judía llamada Ana Frank vive día a día en sus últimos años de vida; y lo escribió ella misma a través de su diario personal que años más tarde su padre encuentra y publica.

Esta historia se desarrolla durante los años en que Adolfo Hitler dominó la mayor parte de Europa; Ana cuenta su día a día tras esconderse con su familia y otra más en una oficina, para que los nazis no los encuentren, y relata los sentimientos y emociones que sintió durante esa estancia, como también las reacciones y las diferencias con sus compañeras en "la casa de atrás", y además, lo que sentía por el hijo de la otra familia, Peter.

Es un libro de gran aprendizaje y de muchas emociones que son transmitidas al lector; una historia conmovedora, que revela la frustración, desesperación, y tristeza, de las personas que pasaron por esos tristes momentos, ocasionados por la discriminación. Recomiendo la lectura de este diario, especialmente a un público más maduro, por su contenido.


(Anne Marie Frank; Frankfurt, 1929 - campo de concentración de Bergen-Belsen, Alemania, 1945) Fue una joven que dejó testimonio en su famoso diario de los dos años que vivió oculta con su familia para escapar al exterminio nazi. Hija de una familia germana de origen judío, se trasladó con los suyos a los Países Bajos con la llegada de Hitler al poder en 1933. Durante la Segunda Guerra Mundial, después de la invasión alemana de Holanda en 1940 y de padecer las primeras consecuencias de las leyes antisemitas, Ana y su familia consiguieron escondrijo en unas habitaciones traseras, abandonadas y aisladas, de un edificio de oficinas de Ámsterdam, donde permanecieron ocultos desde 1942 hasta 1944, cuando fueron descubiertos por la Gestapo. Después Ana y el resto de la familia fueron detenidos y confinados en un campo de exterminio, en donde murieron, exceptuando a su padre quien fue el único sobreviviente de la familia.